CAPÍTULO 2: PRIMEROS DÍAS COMO HOTELERA

Episodio 5: Nervios del primer día, notas por todas partes y tostadas quemadas

"Día 1: Si algo podía salir mal, salió mal. ¿Lo positivo? Descubrí lo que realmente me apasiona de la hotelería".

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Primer día en el trabajo, y estaba igual de emocionada que nerviosa, sobreviviendo a mi noche casi nula de sueño, todo por el miedo a quedarme dormida. Es curioso cómo el temor a llegar tarde fue lo que me mantuvo despierta toda la noche.

Siete de las nueve suites estaban reservadas. ¡Excelente comienzo para la ocupación! Pero mis nervios… no estaban tan controlados. Y, para completar el panorama, mis dos compañeros me avisaron a última hora que no podían venir, así que me tocó hacerlo todo yo sola.

¿Qué podría salir mal?

Pues ahí estaba, hasta el cuello con la preparación del desayuno, cuando sonó el teléfono. Habitación 3, la Suite "Mystery". Parece que había goteras en el techo. ¿Goteras? Intenté mantener la calma mientras corría a ver qué pasaba, pero en cuanto llegué, el teléfono volvió a sonar: Habitación 4, la Suite de Bodas. Esta vez, el problema era un jacuzzi que no se apagaba. Y entonces lo entendí. La “fuga misteriosa” venía de arriba, ¡dondeel jacuzzi de la Suite de Bodas se desbordaba!

Así que ahí estaba yo, tratando de calmar a los huéspedes de ambas habitaciones, mientras la preparación del desayuno se me olvidaba por completo. Cuando finalmente regresé, descubrí que los panecillos que había preparado con tanto esmero se habían convertido en carbón.

¿Lo peor? Tuve que despedir a los huéspedes sin desayuno. Me sentía fatal, casi a punto de llorar, convencida de que este era el día más estresante de mi vida.

Pero luego, después de conseguir que la limpieza esté en órden, empecé a sentir que volvía a tener el control. Fue casi liberador, como si por fin hubiera pillado el ritmo del hotel y estuviera lista para recibir a los nuevos huéspedes.

Mi parte favorita de ser hotelera

Nadja en el evento Check-In Hospitality de RoomRaccoon en Breda

En mi primer día, descubrí la parte favorita de mi trabajo, lo que me llena de alegría y me recuerda por qué elegí este camino: la felicidad de recibir a un huésped.

Hay algo especial en ese momento en el que los saludas, te cuentan un poco sobre su viaje y los acompañas a su suite. Y las sonrisas al ver el lugar que será su hogar por unos días… Es pura magia.

Dos lecciones que aprendí mi primer día

  1. Haz una prueba antes. Las notas adhesivas no son suficientes

Tenía notas por todas partes, pero no me sirvieron de mucho para prepararme para un día tan ajetreado en el hotel. ¿La mejor forma de prepararse? Hacer un ensayo de la rutina diaria con alguien que ya sepa cómo funciona todo. Busca a otro hotelero o, si puedes, al dueño anterior, y haz un recorrido por el hotel.

  1. Automatiza todo lo que puedas

Fue la primera vez que realmente me detuve a pensar en lo útil que puede ser la tecnología. Pronto me di cuenta de que no quería gastar mi energía mental en tareas repetitivas, como hacer facturas a mano o estar todo el rato mirando los canales de reservas. ¡Prefería mil veces concentrarme en detalles como servir yogur de plátano o fresa!

Automatizar tareas administrativas, como la facturación, el control de inventario y la gestión de reservas, te permite ahorrar tiempo, reducir el estrés y centrarte en lo que realmente importa: los huéspedes y su experiencia.